La comunidad trans necesita tratamiento médico para una transición saludable, pero la salud pública en Ecuador ignora esas necesidades por prejuicios o desconocimiento.
Muchos se automedican, basándose en experiencias de terceros, y terminan afectando sus órganos vitales por no regular la dosis de hormonas. Mientras la sociedad continúe viéndonos como “desviados”, seguirá dándole la espalda a miles de personas que sacrificarán su salud y su vida solo por no tener apoyo.