Soy Amada, tengo 12 años, siempre me sentí niña aunque no nací así. Cuando era más pequeña, mi familia no lograba ver lo que yo era, pero investigaron mucho y se dieron cuenta de que era una niña trans. Cuando se rompió esa barrera, me transformé en lo que siempre quise ser, me sentí cómoda con mi cuerpo y pude hacer cosas que siempre quise.
Me ilusiona pensar en el futuro: de grande quiero ser veterinaria. Tengo confianza en mis padres, sé cuánto me aman y les agradezco por todo su apoyo.