MATI

Hoy me identifico como una persona no binarie, marica, que no tiene miedo de serlo en público. Abrazo a mi niño interior, que en la escuela se escondía en posición fetal bajo los pupitres, para aislarse de las burlas y de los insultos de sus compañeros.

Recuerdo que cada vez que cruzaba la puerta de la escuela o del colegio, sentía una punzada en el estómago, pues ese entorno era peligroso para mí. Aunque el tiempo curó muchas cosas, la sensación de aislamiento que me persiguió en la infancia es como una cicatriz con la que he aprendido a vivir.

MATI

Hoy me identifico como una persona no binarie, marica, que no tiene miedo de serlo en público. Abrazo a mi niño interior, que en la escuela se escondía en posición fetal bajo los pupitres, para aislarse de las burlas y de los insultos de sus compañeros.

Recuerdo que cada vez que cruzaba la puerta de la escuela o del colegio, sentía una punzada en el estómago, pues ese entorno era peligroso para mí. Aunque el tiempo curó muchas cosas, la sensación de aislamiento que me persiguió en la infancia es como una cicatriz con la que he aprendido a vivir.